lunes, 9 de marzo de 2009

Bajo el sol de todos

Carlos Ordóñez, en la cámara, durante la filmación en un barrio de Tegucigalpa.
Carlos Rodríguez inicia con una imprecisión geográfica la entrevista que le hizo a un tocayo suyo: Carlos Ordóñez, pero esto en nada le resta calidad, tanto por la dirección que llevan las preguntas como por las puntuales y contundentes respuestas del entrevistado. Ordóñez muestra algo que deberían mostrar todos los que hacen arte en nuestro país: valor para señalarle sus aciertos o su incapacidad a sus posibles colegas, sin que esto represente, como generalmente se cree, una "falta de respeto" o una "ofensa" sino más bien un aporte a la urgente necesidad de la cordura. El tema de la entrevista es un documental sobre Roberto Sosa y aquí les va completa, tomada de diario La Prensa:
Un amigo que reside en Barcelona me remitió hace unos días a un video en YouTube titulado "Hasta el sol de hoy". Son apenas tres minutos que anuncian un documental sobre el poeta Roberto Sosa, dirigido y producido por el hondureño Carlos Ordóñez y la brasileña Ursula Marini. Ordóñez, que ahora cursa un doctorado en la universidad de Salamanca, España, habló con LA PRENSA del proyecto y también del cine nacional.
¿Cómo nace este proyecto?
Por el afecto que tengo hacia la poesía y la amistad de Roberto Sosa. Cuando estudiaba Periodismo en la Universidad Nacional se me ocurrió hacer una especie de largo reportaje sobre su vida y obra. No había rigor, sólo un entusiasmo que afortunadamente se frustró por carecer de equipo y medios económicos; sin embargo, el poeta fue siempre indulgente. Luego, cuando estudiaba cine en Cuba y comenzaba a tener conciencia del medio audiovisual, retomé la idea y se la comenté a Ursula Marini, pero desistimos casi por las mismas razones.
¿Cuánto tiempo les ha tomado la realización del documental?
En "tiempo real", duró un mes en Honduras. Ya habíamos grabado en Cuba un disco con poemas de Roberto Sosa, algunos de ellos incluidos en el documental. También hicimos imágenes en La Habana, pero a vuelo de pájaro, en tres o cuatro días. La edición la hemos realizado lentamente, entre los espacios que nos permite el día a día.
¿Cuándo se estrenaría?
Estamos en espera de que se finalice la música y para agosto planeamos tener un producto final que pueda presentarse.
¿El trabajo abarca una parte específica o es una visión general de la vida y obra de Roberto Sosa?
Abarca visiones particulares que sirven para sostener nuestra visión como creadores, si se me permite tal designación. Quiero decir que siempre pensamos, como directores, dejar la impronta de nuestra mirada y no ser simples escuchas. El documental recoge los temas que nos interesan: la muerte, la soledad, la frustración del artista en la sociedad hondureña, el desenfado, "las miserias del medio", como decía Molina. Y con esa visión nos acercamos a un personaje, a Roberto Sosa, en quien encontramos esa empatía temática. Si bien su poesía es hilo conductor, nos interesaba más acercarnos al Sosa que conocíamos, al que nos hablaba en un café, en un bar, en su casa, en un país lejos de nuestra patria, el Sosa con el que compartíamos, además de la amistad, intereses estéticos y encono por lo antiestético. No nos interesaba el Sosa que publicó x ó y libro, sino el que nos contaba qué le recordaba un tren, qué le sugería la lluvia o un caracol marino. El resto está en los libros y nosotros queríamos lo que no estaba en los libros. Espero –no lo sé– que algo hayamos encontrado.
¿Qué instituciones (gubernamentales y no gubernamentales) han apoyado?
La Secretaría de Cultura y nuestros amigos y nuestra familia. Algunos nos prestaban un cable, un micrófono, una imagen de archivo (el Cofadeh nos facilitó fotografías), otros nos conseguían hospedaje. Recuerdo con mucho agradecimiento a Gerardo Aguilar, Nolban Medrano y Mario Gallardo. Este último me sorprendió por su disposición y cordialidad, pues aunque no nos conocíamos –aún no he tenido la oportunidad– nos ayudó desde la regional sampedrana a conseguir apoyo logístico. Sin duda falta gente así.
¿En qué localidades se ha filmado?
Tegucigalpa, Yoro, San Pedro Sula, Tela y La Habana.
¿Qué hace ahora en España?
Curso un doctorado en Literatura Española e Hispanoamericana en la Universidad de Salamanca y como parte de mi segundo año académico realizo trabajos de investigación sobre la obra de tres poetas: un español y dos hondureños: Juan Carlos Mestre, Juan Ramón Molina y Roberto Sosa.
¿Tiene otros proyectos similares al de Roberto Sosa?
Me gustaría hacer un documental sobre el proceso creativo de un artista plástico hondureño; sobre el tema de la muerte en Orocuina, el pueblo donde me crié; sobre los buzos misquitos que mueren por pescar langostas en el mar Caribe; me gustaría realizar videos de poesía hondureña; filmar un guión de largometraje que escribí hace tiempo y que ganó un concurso en Cinergia, pero no soy muy optimista, pues se requiere mucha infraestructura y financiamiento.
Contamos en el país con varias producciones (películas), pero ¿qué hace falta para cuajar algo que marque un antes y un después?
Formación y conciencia artística, responsabilidad y un poco de vergüenza. Cuando hablo de formación, no quiero decir que hay que estudiar cine para ser cineasta, pues hasta donde sé tampoco se estudia para poeta. Me refiero a una formación personal, al "obstinado rigor", como decía Da Vinci, de aprender de la vida y de los libros, de querer saberlo todo y ser ávido y nunca complaciente. Hace falta, es verdad, algo de inversión privada o estatal, hace falta un buen guión y un buen director. Hace falta lo que decía Glauber Rocha: una cámara en la mano y una idea en la cabeza. Con el respeto que merece tu pregunta, y con el respeto hacia cada uno de los creadores hondureños, a mi modo de ver, apenas existe una película de largometraje: "No hay tierra sin dueño". No es mi película favorita, ni creo que sea una obra maestra del cine latinoamericano, pero es la más valiosa del incipiente cine hondureño. "Anita, la cazadora de insectos" es sólo un notable esfuerzo de Hispano Durón, a quien aprecio mucho. "Almas de la medianoche" marca la gran ruptura… la ruptura de toda responsabilidad con el arte, es decir, es un desafortunado intento. Otras producciones, por mucho dinero que tengan detrás, no llegan a parecer arte, ni "arte-factos", son simples "videos caseros". En cuanto al documental, creo que hay avances más significativos. Es lógico que sea así, pues en Honduras el cine apenas balbucea. Respeto el trabajo documental de Karla Lara y Andrés Papousek, Gerardo Aguilar y René Pauck, Óscar Estrada y Servio Mateo. Supongo que se me escapan varios, pues a muchos no los conozco, muchos trabajos no los he visto. Otros están, como nosotros, intentando aprender de quienes ya han producido.
Me parece que muchos en Honduras quieren dirigir, ¿no olvidan acaso que los actores tienen poco o ninguna formación para lograr producciones de óptima calidad?
Yo creo que no es sólo un problema de carencia de actores, pues varias tendencias cinematográficas se han forjado sobre la base de trabajar con «no-actores». Recordemos el Nuevo Cine Latinoamericano, el Novo Cinema Brasileiro, es decir, el cine de Sanjinés, Jorge Fons, Fernando Birri, Tomás Gutiérrez Alea, Glauber Rocha. Recordemos todo el Neorrealismo Italiano y mucho del actual cine iraní. Incluso grandes producciones, como la Ciudad de Dios de Fernando Meirelles, han contado con un elenco de actores «no profesionales» en el área de la actuación. El problema es que muchos quieren ser directores, pero no saben dirigir actores o no tienen nociones porque nunca leyeron a Layton, Grotowsky, Stanislavski, etc. O simplemente no tienen sensibilidad, no conocen cómo se construye un personaje, cómo transmitir lo que el personaje quiere, lo que el personaje necesita. No saben de dramaturgia, no hay un buen guión, no hay una estructura narrativa, no hay profundidad ni complejidad en los personajes. No hay profundidad ni complejidad en los «directores».
¿Quién podría considerarse en la actualidad nacional como referente para quienes aspiran a dirigir cine?
Mi único referente sería Sami Kafati, por su ímpetu, por su talento e inteligencia, que apenas pudimos atisbar en sus filmes, pero si me apego al aspecto literal de "actualidad nacional", él no podría entrar en esa categoría, por lo tanto creo que nos hemos quedado sin referentes.
¿Cuáles serían los problemas más urgentes que debe resolver el cine hondureño?
Formación artística y educación. Y agrego uno más: inversión privada o estatal. No me gusta poner limitaciones económicas a ningún producto creativo, pero debemos ser realistas y decir que el cine dispone de menos facilidades que, por ejemplo, la literatura. Para que exista cine en Honduras tendremos que tener artistas, gente de vocación, y una ardiente paciencia: habrá que aprender lo elemental del lenguaje fílmico, luego filmar mucho, equivocarnos mucho, caer, levantarnos… y así, tal vez, caminaremos.
¿Cómo ha cambiado tu perspectiva respecto al cine luego de estudiar en Cuba y ahora en España?


 Cuba representó una toma de conciencia del cine como arte, como expresión de la belleza, como lenguaje. En España, creo que he podido aproximarme al cine desde una perspectiva de pensamiento, a través de la crítica, siguiendo las líneas y preocupaciones de la literatura y el cine contemporáneo en cuanto al predominio del hibridismo y la mezcla de géneros.
Un joven director hondureño dijo que su meta era "convertir a Honduras en la capital del cine latinoamericano". ¿Cuál es su meta en el cine catracho?
No creo en metas que apunten hacia las "glorias nacionales". Me gustaría contribuir a la formación de jóvenes a través de la realización de talleres de guión cinematográfico, como hago ahora en España. Y en lo particular, me gustaría llevar a cabo algunas de las ideas (documentales) que he mencionado en esta entrevista, con el mismo compromiso de siempre: un compromiso personal, de carácter poético, que trasciende el típico catrachismo, el gastado proyecto nacionalista.
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